martes, 12 de agosto de 2014

UNO DE MIL ARGONAUTAS. TU MATERIA OSCURA






UNO DE MIL ARGONAUTAS



Iré hasta el arrecife más grande
en busca del coral más salvaje;
uno que es rojo, amarillo y naranja
y que tiene forma de estrella errante.

Iré siguiendo el brillo de ese planeta
en una nave sin motor ni velas,
llevado por la gran corriente marina
que recorre de norte a sur la tierra.

Iré sin cartas de navegación
ni sextante, porque nunca ha servido
de nada ni a pescadores,
ni a piratas, ni a intrépidos navegantes.

Iré al lugar donde todos perecieron
encallados en el mayor oasis bajo mar,
fruto de su soberbia, del atrevimiento
del querer ir, y como si nada haber vuelto.

Pero yo iré oculto bajo el manto de la noche;
porque alguien sólo, desnudo
y desarmado,
de día llamaría demasiado la atención,

y todos los depredadores
aéreos y acuáticos,
incluso los terrestres
y los que no lo son,

me seguirían primero llevados
por la curiosidad, luego por la intriga,
y finalmente por la envidia
de los que sólo les mueve el rencor.

Pero en realidad no iré solo, sino con todos los que fui,
con todos los que he sido
y todos los que ahora soy: o lo que es lo mismo,
aquello que seré cuando me plante

ante ese animal gigante,
y con gestos submarinos
y aspavientos sumergidos
le diga que yo también soy un puzzle hecho por el tiempo.

Y que a través de la inmensa galaxia
he llegado a tu planeta,
y después de surcar todos sus océanos
por fin lo encuentro.

Le diré, que yo tampoco soy una roca,
y que el exoesqueleto que me recubre,
como el tuyo, está hecho, de risas , lágrimas;
y otras muchas vivencias,

pero sobre todo
de los sueños
que todavía
alberga mi alma.





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