UNO DE MIL ARGONAUTAS. TU MATERIA OSCURA
UNO DE MIL ARGONAUTAS
Iré
hasta el arrecife más grande
en
busca del coral más salvaje;
uno
que es rojo, amarillo y naranja
y
que tiene forma de estrella errante.
Iré
siguiendo el brillo de ese planeta
en
una nave sin motor ni velas,
llevado
por la gran corriente marina
que
recorre de norte a sur la tierra.
Iré
sin cartas de navegación
ni
sextante, porque nunca ha servido
de
nada ni a pescadores,
ni
a piratas, ni a intrépidos navegantes.
Iré
al lugar donde todos perecieron
encallados
en el mayor oasis bajo mar,
fruto
de su soberbia, del atrevimiento
del
querer ir, y como si nada haber vuelto.
Pero
yo iré oculto bajo el manto de la noche;
porque
alguien sólo, desnudo
y
desarmado,
de
día llamaría demasiado la atención,
y
todos los depredadores
aéreos
y acuáticos,
incluso
los terrestres
y
los que no lo son,
me
seguirían primero llevados
por
la curiosidad, luego por la intriga,
y
finalmente por la envidia
de
los que sólo les mueve el rencor.
Pero
en realidad no iré solo, sino con todos los que fui,
con
todos los que he sido
y
todos los que ahora soy: o lo que es lo mismo,
aquello
que seré cuando me plante
ante
ese animal gigante,
y
con gestos submarinos
y
aspavientos sumergidos
le
diga que yo también soy un puzzle hecho por el tiempo.
Y
que a través de la inmensa galaxia
he
llegado a tu planeta,
y
después de surcar todos sus océanos
por
fin lo encuentro.
Le
diré, que yo tampoco soy una roca,
y
que el exoesqueleto que me recubre,
como
el tuyo, está hecho, de risas , lágrimas;
y
otras muchas vivencias,
pero
sobre todo
de
los sueños
que
todavía
alberga
mi alma.
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